LOS EFECTOS NEGATIVOS DEL ÉXITO TURÍSTICO DE BARCELONA / LA PROTESTA
CIUDADANA
La Barceloneta en pie de guerra
Vecinos del
barrio marinero se rebelan ante un verano negro de excesos por parte del
turismo juvenil de juerga que pernocta en pisos sin licencia
PATRICIA CASTÁN
BARCELONA
JUEVES, 21 DE
AGOSTO DEL 2014 / http://www.elperiodico.com/es/noticias/barcelona/barceloneta-pie-guerra-3462327
Una vez más, la
foto vale más que mil palabras. Varios individuos en pelota picada en un súper
de la Barceloneta (haciendo la compra no precisamente de la semana) en medio de
carcajadas. Excesos, irreverencia, incivismo y normativas pasadas por agua, la
de la playa, desde donde saltan a las tiendas muchas veces con el torso
desnudo, en tanga o como gusten. Pero la desnudez total en la mediática imagen
simboliza ahora la gota que colma el vaso. O que lo vuelve a colmar. La
Barceloneta, que lleva años movilizándose episódicamente contra la invasión
turística y en concreto la del turismo juvenil de borrachera, ha dicho basta
con más fuerza. Lo expresaron en la calle la noche del martes, clamando contra
el viajero incívico y ante los edificios con pisos turísticos problemáticos, y
lo volverán a hacer esta noche y el sábado, hasta que el ayuntamiento mueva
ficha contundentemente.
La concejala del
Ciutat Vella, Mercè Homs, anunció ayer «tolerancia cero» y refuerzos policiales
en pro del civismo. Pero a ojos del vecino, la cruzada resulta tibia cuando
desde el 2011 el balance de expedientes abiertos a pisos turísticos
conflictivos suma 113 (que no cierres), mientras los afectados aseguran que la
oferta ilegal se cuenta por miles.
La manifestación
espontánea del martes se produjo tras varios días de asambleas vecinales y
mucho malestar ante lo que consideran «un empeoramiento de la situación» que ha
crispado los ánimos. Algunos vecinos llevaban días controlando una agencia
inmobiliaria de la calle de la Atlàntida que abría hasta más allá de las dos de
la madrugada para recibir a clientes de pisos turísticos. Los residentes lo
denunciaron, aunque ayer Homs replicó que la empresa está autorizada como
«oficina abierta al público» y puede ejercer en ese horario. Pero el enojo no
organizado de unos y otros vecinos derivó en una marcha por varios puntos
calientes. El calado del visitante non grato quedó retratado con su reacción:
arrojar cubos de agua a los manifestantes, que se movilizaron en son de paz.
¿Qué resulta
insufrible para el vecindario? Hace ya años que el turismo es omnipresente en
la zona, pero ahora confluyen varias circunstancias. La proliferación de pisos
ilegales sin erradicar es la primera. Los vecinos mantienen que son hasta
2.000, aunque la cifra parece exagerada teniendo en cuenta que el barrio
marinero tiene a poco más de 16.000 vecinos empadronados. Lo que está claro es
que son muchos más que los 72 que operan con licencia. Algunos portales de
internet anuncian varios centenares en la zona. Homs destacó ayer que se han
abierto 113 expedientes a pisos denunciados en cuatro años, aunque sin precisar
cuántos se han clausurado. Aseguró que «las denuncias han bajado mucho desde el
2010», «momento punta», cuando CiU estaba en la oposición y el PSC comandaba la
ciudad. Pero los vecinos afirman que la Administración no da salida rápida a
las quejas y el ayuntamiento replica que demostrar la actividad es un proceso
lento.
Juerga y playa
Otro elemento
determinante es el aluvión de turismo juvenil y de borrachera a la zona. El
apartamento turístico bien gestionado genera pocas molestias en muchas zonas de
la ciudad y está copado por el turismo familiar, pero en la Barceloneta, donde
algunas agencias gestionan los pisos sin control del tipo de cliente, se ha
convertido en reclamo de jóvenes con ganas de juerga y de proximidad al
litoral. No todos son iguales, pero los que hacen ruido son muy visibles y
molestos. Se abastecen en la zona y montan sus jaranas en los pisos (muchos en
planta baja), la calle y las playas, como si el barrio se tratara de una
localidad turística y fiestera. Sin respeto.
Como remate, el
barrio ha ido degradando su oferta comercial con la vista puesta en el negocio
rápido y el viajero. Nuevos empresarios han aterrizado en la zona a golpe de
talonario y con ganas de dinero fácil: comida rápida, bazares, colmados de
horario nocturno atrincherados de alcohol y restaurantes enfocados al turismo,
que aunque a veces no cambian de nombre sí han relevado a su dueño y su
filosofía.
El malestar ha
hecho que esta vez no sea una asociación de vecinos la que lance el grito de
guerra, sino montones de afectados a nivel particular. Sergio Arnás es uno de
ellos. Vecino de toda la vida, ha pasado a la acción. «Cada vez vemos más pisos
ocupados por turistas, más colmados, más tiendas de motos y bicis para
turistas. Es un Lloret pero en la Barceloneta», se lamenta. Y recalca que de
día son «tolerantes», pero que por la noche «el barrio ya no puede más».
Jóvenes bebiendo y orinando en la calle, paseándose medio en cueros desde la
playa, asomados a balcones y cornisas botella en mano, y mucha suciedad a la
mañana siguiente forman parte del panorama cotidiano de verano.
La combativa
asociación L'Òstia se suma a la protesta, alertando de que «el desfase ha
llegado al máximo» y pidiendo más eficiencia en el control de la ilegalidad,
que se halla en «una vivienda sí y una no».
La concejala Homs
insistió ayer en que el ayuntamiento no tolerará conductas incívicas -
«tolerancia cero»- y ya ha reforzado con policía local el control nocturno en
los últimos días, además de los agentes cívicos que se despliegan en verano en
la zona. Estaba previsto ampliar el control la noche pasada y las próximas,
hasta reconducir la situación, con vistas a una reunión con los afectados en
septiembre. No obstante, los vecinos han organizado una reunión y nueva marcha
hoy a las diez de la noche, y el próximo sábado, a las seis, para difundir sus quejas.
La oposición
aprovechó para avivar la polémica. Jaume Collboni (PSC) pidió a Trias que acabe
con la «ley de la selva» y a Homs que dimita si no tiene soluciones. El PP
lamentó que aún no se haya presentado el plan de regulación de pisos
turísticos, mientras ICV-EUiA reclamaba una limitación definitiva para todo el
barrio y Ciutadans, que se acabe con el «turismo de borrachera».
¿Qué le disgusta
del 'boom' turístico que vive Barcelona?
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