El sueño de
Airbnb cae en manos de los profesionales
Los grandes
propietarios y gestores ganan peso en la plataforma surgida de la economía
colaborativa. En Madrid, un 55% de la oferta viene de usuarios con más de una
vivienda
LUIS DONCEL
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Madrid 21 ENE
2018 - 16:50
Por 90 euros la
noche, Victoria ofrece en Airbnb su "encantador apartamento en el centro
de Madrid". Esta fotógrafa mexicana compró hace un año un coqueto piso
para invertir un dinero que su familia tenía inutilizado. En la misma
plataforma de Internet, Claudia promociona su piso en "el corazón de
Chueca", cerca de un mercado que frecuentan "tanto turistas como
madrileños para degustar tapas o comprar los mejores productos frescos".
Pero detrás de Claudia, en realidad, está la multinacional hotelera Wyndham
Worldwide, propietaria de la empresa catalana Friendly Rentals, que en España
gestiona cerca de 500 viviendas de alquiler turístico. Los perfiles tan
distintos de Esther y Claudia muestran el cambio experimentado por Airbnb en
sus diez años de vida.
“La vivienda no
puede ser sustituida por pisos turísticos”, reclama el sociólogo Javier Gil
El gigante del
alojamiento turístico nació al calor de llamada economía colaborativa, que
buscaba conectar usuarios que intercambiaran bienes —en este caso, viviendas—
infrautilizados. Pero este ideal romántico de colaboración entre particulares
pierde peso ante las grandes empresas y propietarios o gestores de cada vez más
inmuebles.
El investigador y
sociólogo de la UNED Javier Gil acaba de poner números a este fenómeno de
profesionalización y paulatino alejamiento de un negocio pensado para aquellos
que, cuando viajaban a una ciudad, deseaban alojarse en la casa de un vecino
que le cediera una habitación de sobra o su vivienda entera aprovechando su
ausencia. Lejos de este modelo, el 55% del producto que ofrece la plataforma
online en Madrid está en manos de usuarios con dos o más ofertas, según los
datos que Gil ha elaborado tomando como base la información del portal crítico
Inside Airbnb. Pero más llamativo aún es que, según estos cálculos, menos de un
3% de usuarios —aquellos que ofrecen entre seis y 20 viviendas— controlan un
14% del mercado. Y un millar, los que tienen más de 20 ofertas, se llevan el 8%
del pastel.
Carlos Molinet, director de marketing de
Friendly Rentals.
Carlos Molinet,
director de marketing de Friendly Rentals. INMA FLORES
"El
crecimiento de Airbnb en 2016 fue enorme. Pero en 2017 bajó la proporción de
propietarios particulares, temerosos ante las normativas que los Ayuntamientos
estudiaban. Eran sustituidos por gestores o propietarios profesionales, con más
recursos para afrontar posibles dificultades legales", dice en su despacho
de la UNED el investigador, que ultima su tesis doctoral sobre Airbnb y
economías colaborativas.
Airbnb pone en
duda estos datos, pero solo ofrece uno, que no contradice del todo la
información de Gil. La empresa dice que el 81% de los anfitriones madrileños
solo ofrecen un piso en la plataforma. Según el investigador de la UNED, este
porcentaje es algo inferior, pero muy cercano: un 75%. "El anfitrión
típico en Madrid gana 3.640 euros extra al año y comparte su espacio solo cinco
noches al mes", responde en un correo electrónico una portavoz de Airbnb.
San Francisco
acaba de forzar a Airbnb a retirar la mitad de sus anuncios
El debate entre
un modelo que permita solo alquilar la propia residencia habitual u otro donde
dé igual buscar rentabilidad a una o 1.000 viviendas va más allá de Madrid o
Barcelona. En San Francisco, precisamente donde Airbnb nació hace una década,
esta y otras webs similares, como HomeAway, se han visto forzadas a retirar
miles de ofertas de la red.
La ciudad
californiana, donde la carestía de la vivienda y la airbenebización es una de
las principales preocupaciones, llegó a un acuerdo con estas plataformas para
que ofrezcan solo habitaciones libres en pisos habitados o viviendas enteras
con un máximo de 90 días al año. El efecto ha sido inmediato. Esta misma
semana, cuando se ha estrenado el nuevo sistema, el número de ofertas en Airbnb
se ha reducido prácticamente a la mitad: de más de 10.000 a unas 5.500, según
el diario San Francisco Chronicle. Gil defiende para España un sistema similar,
hacia el que caminan ciudades como Toronto. "Las autoridades no pueden
fomentar la sustitución de vivienda residencial por otra de uso turístico. Si
Airbnb se limitara a las personas que alquilan su residencia habitual, el
impacto negativo sería mucho menor", concluye el sociólogo.
En el extremo
opuesto se sitúa Carlos Molinet, director de marketing de Friendly Rentals,
compañía que gestiona unos 400 pisos solo en Madrid y Barcelona. Cuando un
propietario quiere colocar su vivienda en el mercado del alquiler turístico,
ellos se encargan de todo: desde comercializarlo en diversas plataformas hasta
la entrega y recogida de llaves pasando por la limpieza. A cambio, cobran una
comisión del alquiler.
Una sola empresa
gestiona casi 400 ofertas en Madrid y Barcelona
"Defendemos
un modelo que regule y limite los apartamentos turísticos. Pero que permita un
crecimiento sostenible. Porque el turismo no debe beneficiar solo a los
hoteleros, sino también a las familias que quieren rentabilizar la inversión
que hicieron en una vivienda", asegura Molinet desde el stand de su
empresa en Fitur. En esa misma feria, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau,
alertaba esta semana de la saturación de algunos destinos y defendía límites
regulatorios para "no matar la gallina de los huevos de oro" que el turismo
supone para la economía española.
El efecto Airbnb
se basa en una expectativa de un beneficio sustancialmente mayor que los
propietarios confían en obtener si destinan su inmueble a los turistas en lugar
de al alquiler tradicional. La propia Friendly Rentals estima que quien le
confíe un apartamento en el centro de Madrid puede ganar unos 300 euros más que
si lo arrendara como vivienda residencial.
Normativas
municipales
Airbnb y sus
consecuencias han irrumpido con fuerza en el debate ciudadano y político de los
grandes destinos turísticos. Para aligerar la carga que Barcelona sufre en
diversos puntos, el Ayuntamiento ha optado por un sistema de licencias. Pero,
ante la evidencia de que la empresa estadounidense seguía ofreciendo viviendas
sin permiso, la alcaldesa Colau le impuso una multa de 600.000 euros. En el
Ayuntamiento de Madrid, el equipo de Manuela Carmena ultima una normativa que,
a falta de conocer los detalles, obligará a los propietarios que quieran
arrendar sus pisos más de 90 días al año a obtener una licencia hotelera. Está
previsto que a partir de este mes se tramiten entre 1.000 y 1.200 permisos. Carmena
descarta, por ahora, la imposición de multas.
Victoria —nombre
falso— se decidió a alquilar su piso madrileño a turistas porque así podía disponer
de él su familia mexicana cuando viniera a visitarla. Y está satisfecha con el
resultado. Nota que gana más dinero que si lo alquilara todo el mes a una
familia. ¿Cree que plataformas como Airbnb contribuyen a encarecer los
alquileres y a expulsar a vecinos del barrio reemplazados por turistas?
"El centro ya está muy abarrotado. Pero es que hay gente que solo quiere
vivir en el centro. Y Madrid es más que el centro", responde.
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