El
turismo devora a Lisboa
La
capital portuguesa está superada por un 'boom' de visitantes que ha
repercutido en el mercado inmobiliario con subidas de precios
ENA PONCINI / LISBOA
VIERNES, 1 DE JULIO
DEL 2016 - 11:23 CEST
http://www.elperiodico.com/…/n…/internacional/lisboa-5241295
De los 12 edificios
que componen una calle cercana a la Bica, en pleno centro histórico
de Lisboa, seis son alojamientos turísticos. Así lo asegura María
Dantas, de 55 años y vecina de la zona, quien hace unos meses se vio
obligada a dejar su apartamento después de que el dueño decidiera
no renovarle el contrato. ¿La razón? Quería alquilarlo a turistas.
Testimonios como el de María se escuchan por decenas en una ciudad
que comienza a padecer las consecuencias de un ‘boom’ turístico
e inmobiliario sin precedentes.
Hace poco más de
tres años, los visitantes asiáticos eran una ‘rara avis’ en la
capital lusa. Hoy, los grupos de orientales forman parte del paisaje
habitual del casco histórico lisboeta. Y no están solos. Pasear por
zonas como Alfama, Baixa y Chiado -tres de los barrios más
emblemáticos- o subir al tranvía n.º 28 se ha convertido en toda
una carrera de obstáculos en la que sortear a los centenares de
turistas, de toda procedencia, que cada día recorren las estrechas
calles de una ciudad visiblemente poco preparada para aglutinar en el
centro grandes concentraciones de gente.
En 2015, el número
de visitantes alcanzó los cuatro millones de personas, una cifra
récord para una urbe cuyo centro cuenta con poco más de 500.000
habitantes. Aproximadamente tres cuartas partes fueron extranjeros,
con franceses, españoles y brasileños a la cabeza, y los chinos
como los huéspedes que más han aumentado en los últimos dos años:
de 36.000 a casi 80.000.
Desde finales de
2012, el aumento de rutas de compañías “low cost”, el éxito de
las campañas de marketing y la crisis en otros destinos
tradicionalmente competidores -como Túnez o Egipto-, convirtió a
Lisboa en la capital de moda. Lo ocurrido en ciudades como Barcelona
y Venecia ha puesto en alerta a diferentes asociaciones vecinales que
se muestran críticas con la falta de límites.
El ‘boom’
inmobiliario
“Los impuestos son
más favorables a quienes alquilan a turistas que a quienes buscan un
inquilino permanente”, afirma Esther Gonzalo, informática de 44
años y residente en Portugal desde hace 18. Natural de Salamanca, en
2013 decidió rentabilizar un apartamento de su propiedad
alquilándolo a través de Airbnb. “Tengo amigos que vivían en
Príncipe Real -una de las zonas con el metro cuadrado más caro- y
han vendido sus casas porque les daban mucho dinero”, explica.
Gracias a las
ventajosas condiciones fiscales que ofrece en algunos casos, Portugal
se ha convertido en una especie de ‘El Dorado’ para muchos
foráneos, en su mayoría franceses. Eso, sumado a un mercado
inmobiliario sensiblemente más asequible que el de otras capitales
europeas, ha disparado la compra de casas que, posteriormente, son
reconvertidas en alojamientos turísticos para obtener un mayor
beneficio.
¿Resultado? Un
aumento del precio de hasta el 40% en algunas zonas de la ciudad
desde 2014 y una oferta -entre hoteles y casas alquiladas para cortas
estancias- que cada vez más voces califican de desmesurada. Según
la base de datos ‘Insider Airbnb’, solo en Lisboa existen más de
10.000 propiedades registradas en dicha web, y entre 2016 y 2017 está
prevista la apertura de 40 hoteles que se sumarían a los 21
inaugurados el año pasado.
La identidad en
peligro
Después de años
con centenares de edificios a la espera de ser rehabilitados, áreas
degradadas y una quietud inusual para el centro de una capital
europea, la llegada de capital extranjero y una mayor afluencia de
turistas fue vista con buenos ojos por unos vecinos que comprobaron
cómo la ciudad se renovaba en poco tiempo y gozaba de una vida nunca
antes vista en sus calles. Sin embargo, el idilio parece haber
llegado a su fin.
A unos alquileres
cada vez más inaccesibles, se suma la desaparición de muchos
comercios locales -algunos de ellos centenarios- que dan paso a
negocios hoteleros, tiendas de souvenirs, grandes marcas y
restaurantes que distan mucho, en autenticidad y precio, de las
tascas características de la ciudad.
Ante esta situación,
el centro de Lisboa ha comenzado de nuevo a perder población
permanente, una tendencia que según João Seixas, profesor de
Geografía y Planificación Urbana de la Universidad de Lisboa, es
urgente detener. “En necesario garantizar la vida cotidiana.
Deberíamos obligarnos a pensar y reaccionar rápidamente sobre lo
que está ocurriendo”. Mientras ese momento llega, María, la
vecina de Bica, cuelga un nuevo ‘cartel protesta’ en su balcón:
“¿Dónde viven los lisboetas?”.
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